“Diario de un Mártir”
El prisionero político plantado conocido como Makeka (Osvaldo Valentin Figueroa) estuvo al lado de Pedro Luis Boitel hasta el final de su huelga y pudo contar lo siguiente:
Prisión “Castillo de El Príncipe”. Vedado, La Habana, Cuba.
“Diario de un Mártir” por Osvaldo Valentin Figueroa (Makeka)
Prohibida la reproducción parcial o total de este documento histórico sin autorización de LosPlantados.com …. SOLO COMPARTIR EL LINK COMPLETO, NO PARCIAL, RESPETANDO LA MEMORIA DE PEDRO LUIS BOITEL
Prisión “Castillo de El Príncipe”. Vedado, La Habana, Cuba
1 de abril, 1972 – salió para su visita sin problema alguno. Era el primer turno, todo indicaba normalidad. Como este es el mes en que entraban los paquetes, se pensaba que los comunistas pudieran utilizar algún chantaje para suspendernos la visita, como el querer quitarnos el calzoncillos para requisarnos, cosa que no íbamos a permitir.
Hubo problemas de todas maneras, tenía que haberlos. Los comunistas nunca dejarán de molestarnos. Ese es su sistema carcelario. Incomodar, desajustar, molestar. Mientras exista comunismo nuestras vidas será igual. Nunca nos dejarán tranquilos cumplir nuestra condena. No solo nos tienen encarcelados sino que se complacen en torturarnos psicológicamente.
Al poco rato de regresar Boitel de su visita le trajeron el paquete. Al notar que faltaban alimentos que su familia le había dicho que le enviaba, llamó al Sargento y le comunicó que ese no era su paquete. Dicho Sargento le expresó que por una disposición de la dirección del penal, la cantidad de libras en el paquete había sido rebajada a 25 solamente. Pedro, al instante, no aceptó esa disposición, rechazando el paquete. Hubo cierto forcejeo y palabras fuertes entre Boitel y los Sargentos. Al final Boitel pudo sacar el paquete.
Uno de los Sargentos, cuando me conducía al salón de la visita, le dijo al otro que le iba a suspender la próxima visita a Pedro Luis porque la fuerza la tenían ellos y eran ellos quienes daban las órdenes. Que nosotros éramos simples presos, como queriendo decir que no éramos personas. Triste condición del preso político cubano.
Hacía un año que nos pusieron el paquete cada 6 meses y no se contentan con eso sino que rebajan el paquete a 25 lbs. ¡Chantajistas!, quieren doblegar nuestro espíritu de lucha por el hambre. Como trataron de hacerlo con los compañeros de la Prisión de Boniato. Por ello murieron compañeros no hace unos meses.
Con Boitel, ellos estaban utilizando una política más represiva aún, estaban encarnados en él. Le venían quitando todos sus derechos. Cada día era una nueva cosa. Ya no le estaban dando asistencia médica, le habían quitado la leche; a pesar de que es enfermo y la necesita para sus padecimientos estomacales. Así mismo, la comida es de pésima calidad por lo que la devuelve sin tocarla. A veces en una semana la rechaza en 4 ó 5 oportunidades.
Pedro estuvo muy disgustado ese día. Comimos como a las 8 de la noche. Esa fue su última comida antes de empezar su huelga. A las once me pidió papel y que le prestara el bombillo. Comenzó a escribir a esa hora terminando a las 6 de la mañana del otro día. ¡Toda esa madrugada la pasó escribiendo!
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COMIENZA LA HUELGA
DIA 1
Domingo, abril 2, 1972 – Como Boitel acostumbra a virar la comida por mala calidad, no me extraño que lo hiciera por la mañana y por la tarde. No di importancia al asunto, aunque me llamó la atención el hecho de que estuviera escribiendo toda la madrugada. La visita de ese día fue suspendida para el día siguiente.
Por la tarde estuvimos hablando respecto a la visita y mis hijos Ya tarde en la noche se acostó. Al parecer estaba meditando.
DIA 2
Lunes, abril 3, 1972 – Al terminar la visita del 2do. grupo se apareció el 1er Tte. O’Farrill, Jefe Nacional de Reeducación del Ministerio, acompañado del Tte. Sanabria, responsable de esta sección. Ambos acostumbran a venir todos los meses, en visita de inspección. Hicieron su recorrido de rutina. O’Farrill fue directamente a un alambre que nos sirve de ropero y entresacó de la ropa los dos pantalones blancos de Pedro Luis. Los sacó con fuerza entregándoselos al Tte. Sanabria para que se los llevara. Un compañero le comunicó a Boitel lo que hizo O’Farrill. Pedro, con toda tranquilidad, se encogió de hombros mostrando una amplia sonrisa. Ya su decisión había sido tomada con anterioridad.
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Se le hablo a O’Farrill de algunas demandas de la galera que veníamos confrontando hacía unos meses, como: asistencia médica, mejoramiento de la correspondencia y la comida. Luego sin decir más nada, ni dirigirse a Pedro, se marchó, se le notaba molesto e iracundo.
Sí, me fijé que cuando Boitel se levantó por la mañana fue al urinario y vertió su jarro de leche. Tampoco almorzó, rechazando su alimento. Ya me sentía inquieto, al fin, como a las 8 de la noche, me llamó para decirme que él no estaba comiendo. Le pregunté si estaba en huelga. A lo que me contestó afirmativamente. Ni quise preguntarle los motivos. Ya eso no importaba. Lo esencial era que Boitel ya había decidido su suerte. Mi misión consiste en ayudarlo. Sin que él lo sepa llevaré un diario de su huelga y todo lo que esté a mi alcance se lo brindaré, es un buen compañero y amigo mío.
DIA 3
Martes, abril 4, 1972 – Anoche dormí poco, la nueva situación de Boitel invadió mi pensamiento toda la noche. Pensaba en posibles soluciones o futuras consecuencias. Al despertar sentía como si los ojos de algunos compañeros me estuvieran mirando. No había pensado en ello. Boitel aún no había comentado con más nadie sobre su huelga. Hablaré con él respecto a este asunto.
Hoy el almuerzo se viró por mala calidad. El de Boitel también salió, media hora más tarde anunciaron requisa. Era de esperar, después de las demandas que se le hicieron a O’Farrill ayer Boitel y yo salimos juntos al patio. ¿Qué te parece, Cautivo?, me preguntó refiriéndose a la requisa; “luce que vienen por la “dura” y después de sonreír añadió: “Yo también vengo por la dura…”. Vamos a esperar a que terminen y luego sacaremos conclusiones, le contesté.
La requisa fue tranquila, todo está en su lugar. Cuando entramos Boitel se baño. Más tarde le pregunté si ya la había anunciado a los compañeros. Contestándome que lo haría en su momento. El resto de la tarde estuvo tranquilo. Por la noche estuvo estudiando como es costumbre en él, hoy solo fue hasta las 11:00 P.M.
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DIA 4
Miércoles, Abril 5 1972 – Se despertó a las 12:40 P.M. tal parece que durmió bien. Se levantó, fue al servicio, después se lavó la cara y la boca, luego se acostó. Me llamó para decirme que le hiciera el favor de echarle su desayuno en la lata junto con el pan. Así mismo, si los guardias preguntaban algo, que se dirigieran a él personalmente.
Por la tarde, tres compañeros me preguntaron que si Boitel estaba en huelga, yo les dije que sí. Algunos compañeros fueron a hablar con él, entre ellos David. Un poco más tarde conversamos de distintos tópicos. Hablamos de su mamá y su hermano que se encuentran en España.
Son las 11:15 P.M., Boitel duerme. Al parecer hoy no va a estudiar.
DIA 5
Jueves, Abril 6 1972 – Hoy se levantó como a las 11:30 A.M., me dijo que dormía hasta tarde porque se despertaba varias veces en la madrugada. ¿Y en qué piensas cuando estas solo en la obscuridad?, le pregunté, meditó y luego contestó, -Pienso en el pasado. En aquellos días gloriosos de la Universidad… Allí dejé parte de mi corazón. Fue toda mi lucha… Toda no -le interrumpí-. Ahora sigues luchando y lo que te falta todavía. Es muy diferente. Si hubieses pasado por la Universidad me entenderías mejor. La Universidad fue para mí un verdadero hogar en el que encontré una segunda madre. Recuerda que Alma…, vine apurado para poner todas estas cosas, pero siempre se me olvidan la mitad de ellas. Esto se me está haciendo difícil, luego le preguntaré sin que se dé cuenta.
Se ha pasado toda la noche estudiando. Es posible que esta noche pueda dormir bien, todo sigue igual. ¡Ah! cumplí el encargo de ayer. Mañana se lo diré.
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DIA 6
Viernes, Abril 7 1972 – Es un día de bullicio en la galera. Van a la visita los seis compañeros que vinieron de “Melena”, ellos llevaban un año castigados y sin visita, tienen deseos de ver a sus familiares. Boitel se levantó a las 11:00 A.M. Hizo sus necesidades como de costumbre.
Me llamó para decirme que había recibido noticias de su mamá. Como iba al servicio me dijo que luego me explicaría. Le pregunté cómo estaba su mamá, contestándome que bien. Al regresar del baño, me dice: Hazme el favor, alcánzame el almuerzo, yo me quedé asombrado, él me miró muy serio y esperó a que yo reaccionara. Al fin dijo: El almuerzo tuyo se viró muy serio como siempre. El echó una carcajada y luego me dijo: “Míralo allí”, señalando su jarro con agua. No tuve más remedio que echarme a reír junto con él. Le alcancé “su almuerzo”, el agua su único alimento.
Durmió una hora por la tarde, después se puso a leer un rato, luego se echaba un paño sobre los ojos y se quedó meditando o dormido. Se mantiene todo el día en la cama, todo está tranquilo. Voy a dormir.
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DIA 7
Sábado, Abril 8 1972 – Ha estado todo el día en la cama. Sólo se levantó una vez para ir al servicio. Estuvimos conversando, pero no me viene a la mente. Fue una conversación sin importancia. Además, hay otro asunto que me tiene preocupado y que no quiero decírselo a él puesto que se va a preocupar. Los compañeros de la garlera están molestos, y yo también porque las demandas que se le hicieron a O’Farrill el día 3 no han sido cumplidas. (Está planeado antes de iniciar la huelga Boitel, de dar un escándalo y no sé hasta qué punto eso puede perjudicar la huelga de él. Si la guarnición entra a darnos golpes, como siempre ha hecho, no voy a permitir que le den a Boitel. Algunos compañeros me han preguntado que si un escándalo pudiera perjudicar la huelga. Yo expresé que le preguntaran mejor a él, ya que no sé cuál será su disposición. Me dicen que si la protesta perjudica los planes de Boitel, ellos pueden posponerla para cuando termine la huelga o lo saquen de aquí. Mañana hablará con Boitel un compañero. Creo que esto se va a enredar.
DIA 8
Domingo, Abril 9 1972 – Se levanta Boitel, son las 11:38 A.M. Hace sus necesidades y de nuevo para la cama. David fue a hablar con Boitel para preguntarle si le podía perjudicar una acción colectiva contra los comunistas. Estuvieron hablando como 45 minutos y David al parecer le explicó cómo se iban a desarrollar los sucesos. Cuando regresó nos explicó que Boitel le había dicho que por él no dejaran de llevar a efecto nuestros propósitos, ya que su huelga era independiente de su asunto y que lo nuestro era general de la galera, que no se oponía a ello aunque lo perjudicara, ya que esa acción estaba prevista con anticipación a su huelga, en caso de que no resolvieran y se burlaran una vez más de nosotros, como lo están haciendo.
Esas palabras dicen por sí solas la nobleza y espíritu de sacrificio que hay en Pedro. David no quería que se diera el escándalo puesto que sabía que perjudicaría la huelga de Boitel a pesar de que él accedió a ello. David le tiene buen aprecio. Lauro fue otro compañero que también prefería esperar, pero después de la decisión de Boitel se determinó la acción mañana a las 10:00 A.M. Una vez ultimados los detalles, Pedro me llamó y me pidió que le dijera cómo era el asunto y en definitiva lo que fuéramos a hacer, le expliqué con detalles. Me dijo: “David habló conmigo y le expresé que por mí podían hacer lo que quisieran, lo único que pudiera perjudicarme era que me sacaran de la galera.” Le dije que el plan de acción era para el día siguiente y me añadió: “Quiere que me llames una hora antes de que empiece la cosa para afeitarme. Lo único que siento es no poder acompañarlos aunque la suerte la corremos por igual”.
Me quedé pensando en sus palabras. Boitel es un compañero de gran valor. Hoy los Sargentos preguntaron quién era el que estaba rechazando la comida y el desayuno. 11:18 P.M. ya está durmiendo. Yo haré lo mismo.
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DIA 9
Lunes, Abril 10, 1972 – Apenas dormí, sin embargo Boitel lo hizo tranquilo según me dijo. A las 9:00 A.M. lo desperté, la acción era a las 10:00 A.M., me preguntó si el hecho iba, contesté que sí con la cabeza y que ya se le había mandado un recado al Tte. Sanabria para que viniera a contestarnos sobre nuestras demandas. Se levantó y después de lavarse la cara y la boca se afeitó, le pregunté: ¿Para qué? Diciéndome que era probable le sacaran de la galera después del escándalo. También me expresó que si eso sucedía me encargara de guardarle los libros en dos cajas de cartón y cuidárselos.
A las 10:00 de mañana tomamos posiciones. Mientras unos compañeros le daban candela al saco y la lona que cubre nuestra reja de entrada, otros empezaron a lanzar pomos a través de la candela, estrellándose contra una plancha de zinc que cubre la entrada un metro más allá de la puerta. Otros rompieron con palos todas las telas metálicas que están en las rejas de las ventanas. Al tiempo que se gritaba a la población general de por qué de la protesta.
Afuera hubo movimientos de guardias. Comenzaron rápidamente a guardar los reclusos que estaban en el patio mirando la candela y la lluvia de pomos. Después de un rato todo se calmó. Nos dispusimos a esperar la “entrada” de las fieras en la jaula. Miré a Boitel y me mostró su sonrisa amplia y franca a la vez que cruzaba los dedos en señal de victoria, queriendo brindarnos su aliento. Los cristales rotos de los pomos cubrían todo el piso dentro y fuera de la galera. Entre los barrotes de las ventanas se veían colgando pedazos de tele metálica. El viento y la claridad entraban a chorros por las ventanas. La espera era impaciente, pero nada sucedió. A la hora vinieron dos oficiales y se pararon en la puerta libre de lonas y sacos. El aire se colaba a torrentes inundándonos con su refrescante caricia hasta hoy prohibida.
Se le explicó el porqué de la protesta, que ya estábamos cansados de burlas y que lo mejor era acabar de una vez que seguir viviendo en estas condiciones. Ellos reconocieron que habían tenido deficiencias pero que se iban a resolver. También nos hicieron saber el procedimiento usado para expresarnos no fue el más idóneo por lo que tomarían medidas contra nosotros.
Sin más se marcharon. Me siento tranquilo y contento. Los comunistas no quisieron “bronca” como otras veces… como otras veces.
Acabo de conversar con Boitel, es su opinión que nos suspenderán la visita y correspondencia por 3 meses. Que resolverán algunas de las peticiones por un tiempo mínimo y que luego volverán al chantaje. Que lo de ellos es mantener al preso siempre intranquilo y en las peores condiciones. Cuando me retiraba me dijo: “lástima que no puede ayudarlos. De todos modos el escándalo se dio, eso es importante. Demostrar la rebeldía y que por mucho que nos presionen nunca doblegar la cabeza”.
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DIA 10
Martes, Abril 11, 1972 – Acabo de leer todos estos días que han pasado, algunas cosas me suenan raras. Otras para mí, no tienen sentido. Pienso cuanto se va a reír Pedro Luis de todo esto. Pero si él lo supiera ahora, ya no tendría sentido, lo espontáneo y lo natural representa y tiene mucho más valor. Además creo que algo de esto le tendrá que servir de experiencia para futuras huelgas. Por cierto, me he fijado la cantidad de gestos, palabras, conversaciones, acciones que uno comete a diario y que no sirven de nada. Significan pérdida de tiempo y el tiempo sólo vive una vez. Según pasa es un acercamiento a nuestro destino final. El Tiempo debería emplearse sacando el mejor partido para uno mismo y para los demás. Veo que Boitel lo aprovecha bastante. Se pasa el día estudiando y eso es un gran beneficio, claro, él ama sus libros, ellos son su pasión. Después de la tempestad viene la calma. Los ánimos están tranquilos. Unos aún cuentan las incidencias de ayer en la mañana. Pedro me sorprendió al pasar junto a mi cama en la dirección al tanquecito del agua.
Le pregunté por qué no me llamó para llevarle el agua. Me dijo que quería estirar un poco las piernas ya que en las huelgas anteriores los dolores le atacaron las piernas dejándoselas sin movimientos. Por ello usa aún su bastoncito. Regresamos junto a la cama y conversamos como siempre. En estos dos últimos días el hambre me está atacando fuerte, expresó. Bueno, en los primeros días siempre es igual, ya tu debes saberlo, has hecho más huelgas que yo -le dije-, al tiempo que me sentaba en su cama. Vamos a hablar de comida, dijo: y empezó a decirme los platos que le gustaban. Después de un rato comentó: bueno, ya comí, ahora voy a dormir.
Luego David estuvo hablando con él y al poco rato lo vi leyendo el único periódico que entra aquí. El órgano oficial del partido comunista, “El Granma”.
DIA 11
Miércoles, Abril 12, 1972 – A las 8:00 de la mañana vino un teniente que se presentó como el nuevo director, para comunicarnos que el Ministerio había determinado suspendernos la visita, correspondencia y sol por un mes, en castigo de nuestra protesta. Esperábamos más que eso. Nos suspenden la correspondencia como si para nosotros fuera una cosa grande. Total nos dejan escribir una carta al mes y nunca llega. Las censuran y luego las rompen y dice el Director que la correspondencia es un beneficio. ¡Cínicos!
Hablé con Boitel. Le dije que se había acercado bastante en su opinión al castigo. Pensé que el Director iba a preguntar por el que estaba en huelga, pero no dijo nada. Ni siquiera entró. Habló desde la reja, la cual está liberada. Pedro me dijo que apenas durmió anoche y que para matar el hambre medita mucho en sus compañeros que están en las tapiadas de Boniato. Allí murieron de inanición los compañeros Estebita y Pire en uno de los más viles chantajes de los comunistas. Pienso en la situación difícil de esos compañeros valerosos a los que la muerte no les asusta -dijo- y, después de una pausa añadió: Tengo muy buenos amigos allí. Morales, Rivera… (Me dijo más nombres pero no los recuerdo ahora.) En Pinar del Río está ahora mi gran hermano Danielito… lo dejé para que no siguiera preocupándose. Se puso un paño sobre los ojos y se quedó quieto.
Le dije al poco rato que era posible una requisa mañana que cuidara sus papeles. Yo tengo que cuidar esto que escribo, tengo ganas que termine esto, pero al parecer va para largo. Hoy lleva 11 días de huelga. Dice que se siente bien.
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DIA 12
Jueves, Abril 13, 1972 – Parece que despertó con un poco de mareos puesto que me llamó para que lo acompañara a ir al baño. Lo ayudé para evitar una caída. Después a la cama de nuevo. A las doce notamos movimientos de requisa, como lo había previsto anoche. Se lo comuniqué y me dijo que le guardara una foto, le dije que sí , pero luego se me olvido. Entran los guardias, abren la reja del patio y dan la orden de salir. Boitel me dijo que se iba a quedar durmiendo. Boitel nos mandó a buscar a Jorgito y a mí, con un sargento para que los ayudáramos. Quería que él saliera también. Lo ayudamos a salir pero lo dejamos junto a la puerta del fondo. Le puse un banquito y lo sentamos. No respetan ni que está en huelga, ¿que daño puede hacer un hombre acostado en una cama sin moverse? Los guardias miraban la escena con cierta burla. Insistieron que saliera para el patio. Alegamos que no podía coger el sol fuerte de las 12 y le dejaron sentado en el rincón dentro de la galera. La requisa demoró unas dos horas, y eso que somos 18 hombres. Cuando entramos, la cama de Boitel estaba revolcada y la colchoneta en el suelo y sus pertenencias. Miré otras camas, inclusive la mía. Todas estaban bien colocadas. Quieren demostrar fuerza y se ensañan en él que está en huelga. Le organicé todo y se volvió a acostar. Por la tarde me pidió el banquito y se lo puse en el baño, lo senté y se bañó. Al poco rato se quedó dormido. A las 11:00 P.M. dormía cuando se apagó la luz.
DIA 13
Viernes, Abril 14, 1972- Me preguntó si sabía algo nuevo. Le contesté que no, después me dijo que había dormido muy mal. Posiblemente se debía a las dos horas que estuvo sentado en el banquito durante la requisa de ayer, pensé yo. Hablamos un rato. Le comenté la canallada de estos “señores” en la requisa. Él se rio y dijo.. Espera eso y más aún, tú los conoces bien como ellos actúan. – Si ya tienen el Poder que te dejen tranquilo al menos, le manifesté. Me contestó… “No te olvides, Cautivo, que para esta gente el poder es para hacer sufrir a los demás. Mira nuestro pueblo cuanto está sufriendo.” Seguimos hablando así por un rato más. Después lo dejé para que lo ayudara a ir al servicio. Se quedó leyendo ahora. Ya ha bajado unas cuantas libras y se siente. Lleva 13 días en huelga. La comida de él sigue saliendo como siempre. No han preguntado más nada. Voy a dormir, tengo sueño.
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DIA 14
Sábado, Abril 15, 1972 – Se despertó a las 10:05 de la mañana. Ya se le quitó el mareo. Fue a lavarse y se acostó otra vez. Estuvo conversando con Miguel. Ha estado más animado. Al parecer cogió el primer aire. Le preguntó qué harán esta gente. El cree que a lo mejor lo sacan de la galera y lo metan en algún calabozo por ahí, durmiendo en el suelo. Es lo que acostumbran cuando uno se declara en huelga. Él está preparado para ello. Aunque calcula que no lo hagan hasta después de los 30 días de huelga. Espero que pronto vengan a conversar con él. Por la tarde oímos la lectura del periódico sobre las noticias de Vietnam. Su criterio es que la guerra de Vietnam concluya antes de terminar el año. Piensa que Nixon ha sabido maniobrar inteligentemente su política internacional. Esta ha sido estupenda por lo que cree será reelegido nuevamente como Presidente. Que este nuevo recorrido por los países comunistas significa un entendimiento para la Paz. Después hablamos de sus dos eternas preocupaciones, su mamá y los hermanos de Boniato. De estos últimos no se tiene ninguna noticia de allá. De la madre hasta el día de la visita no tendrá noticias.
Ha estado leyendo desde las 8:15 y son las 12:00 de la noche. Creo que voy a dormir. Me llama en estos instantes para que le encienda un cigarro. Mañana voy a regalarle dos cajas que me quedan.
DIA 15
Domingo, Abril 16, 1972 – Hoy domingo, es un día muerto en presidio, aunque para nosotros todos los días son iguales. En esta cueva no sentimos pasar los días, todo es lo mismo de siempre. Al llegar aquí, hace un año y medio éramos nueve, después llegó Boitel que hizo el número 10; casi al año el 11 y un mes más tarde trajeron el 12, ahora hace poco llegaron 6 de Melena. En total somos 18. Esta incomunicación es a veces desesperante.
Pedro se despertó hoy a las 1:00 P.M. Le dije que estaba hecho un dormilón. Como siempre, no durmió en la noche. Lo ayudé a ir al servicio, más tarde le apagué la luz porque me dijo que le molestaba. Hablamos unos 20 minutos, de mis hijos y mi esposa. Le hice cuentos de los muchachos y se reía. Lo notaba feliz. Después me habló de su amiga Magaly, lo bien que se portaba con él y sobre todo con su mamá. Que la cuidaba mucho. También me hablo de su hermano menor, Armando, que está en España y por quien tiene delirio. Le pregunté si pensaba que antes de la visita se resolviera su problema. Se quedó serio y pensativo. Luego contestó: “lo más probable es que aún esté en huelga, no sé si igual o…” lo corté porque lo noté triste diciéndole: “Si Magaly te ve lo flaco que estás sale corriendo de la visita.” Se echó a reír como un muchacho y seguimos hablando. ¿Ya estoy muy flaco?, me preguntó mirándose los brazos y tocándose el cuerpo, terminó diciendo: “Entonces vamos a comer algo, alcánzame el bistec con papas y cebolla”. Cogí el jarrito con agua y se lo alcancé. Esa era su comida, “el agua”.
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DIA 16
Lunes, Abril 17, 1972 – A mi pobre entender está haciendo una huelga inteligente. Desde el primer día prácticamente, se ha mantenido todo el tiempo en la cama. No está gastando energías, la que tanto necesita en una huelga. Ahora está durmiendo. Su semblante es tranquilo. Se siente seguro de sí mismo. Hoy cumple 16 días en huelga. 4:15 P.M. lo tuve que acompañar al servicio, tiene debilidad. Hoy no quiere hablar mucho. Le dije que si dormía el día, no podría hacerlo de noche. 11:30 P.M. Lo acompaño Jorgito al urinario. Hoy se pasó el día con su paño blanco sobre sus ojos. Veremos a ver si esta noche duerme mejor.
DIA 17
Martes, Abril 18, 1972 – Se levanta a las 11:17 A.M. le acompañé para que fuera al urinario. Me echó el brazo por el hombro para caminar con más seguridad. De la otra mano se apoya de su bastón. Le pregunté cuántas veces tomaba agua durante el día? Me contestó que 8 ó 9 en pequeños tragos. Recuerdo que en la huelga de 35 días en La Cabaña, en la cual yo participé, tomaba dos o tres buches de agua cada media hora más o menos. Se lo dije y me contestó que él no podía tomar mucha agua porque vomitaba bastante, además -me dijo- de las huelgas anteriores me he afectado mucho el estómago. Tú sabes bien lo delicado que lo tengo. Le dije “recuerda que si tomas poca agua los riñones no funcionan y además duras menos”.
Hoy vino el Director a hablar con él. Fue hasta su cama y lo despertó. Le preguntó si estaba enfermo. Pedro dijo que no. Después, por qué no comía? Pedro no contestó. El Director le hizo otras preguntas. Pedro, después de no contestarlas, le dijo: “No tengo ningún deseo en hablar con Ud., cualquier cosa que Ud. quiera saber lo puede encontrar en mi expediente. Y diciendo esto se puso el paño por los ojos y no habló más. El Director le hizo dos o tres preguntas pero él no se movió. Por lo que se marchó molesto por el desaire recibido. Acto seguido Boitel me llamó y se quejó porque algunos compañeros se pusieron cerca de su cama a escuchar lo que hablaba con el Director. Me dijo que eso le podía perjudicar porque los comunistas podrían interpretar como un estado de ansiedad que él no tiene, de que está apresurado de que le resuelvan. Habló con algunos compañeros al respecto e hizo una nota a los demás. Todo se normalizó.
Se le acabaron los cigarros y me pidió que hablara con Jorgito para que le hiciera unos cuantos cigarros de un tabaco que tiene guardado. El resto del día lo ha pasado acostado con el paño sobre su rostro. Debe estar meditando. Ya se le quitó el hambre por completo, me dijo.
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DIA 18
Miércoles, Abril 19, 1972 – Lleva 18 días de huelga. No podría calcular las libras que ha bajado, está muy flaco. Al parecer no se siente del todo bien. Tuve que ayudarlo a ir al servicio. Después se acostó y me dijo que si se quedaba dormido lo llamara a las 5:30 P.M. pues se iba a dar el último baño de la huelga. Lo llamé a esa hora. Le puse el banco en el baño y lo llevé hasta allí sentándolo. Después que se secó, se echó un talco perfumado que le envió su mamá y que siempre lo usa en la visita.
8:25 P.M. me llamó para decirme que desde ahora en adelante iba a necesitar mi ayuda permanente, ya que no se iba a levantar más durante durara la huelga. Que le hacía falta una lata para sus necesidades. Yo tenía una propicia para ello. La vacié y se la llevé, así como la mitad de un saco que se lo coloqué debajo de la lata. También le di mi banquito para que pusiera su cocinita con el fin de que encendiera sus cigarros por la razón de que hace varios meses que no se ve un fósforo. En el banco le coloqué sus dos jarritos con agua y el papel sanitario. Me dijo que iba a hablar con Edgar y Jorgito para que lo ayudaran también y así pudiera descansar yo de vez en cuando.
Si no lo sacan para el hospital, me luce que va a empezar un verdadero calvario. 11:20 P.M. orinó por primera vez en la lata. Yo lo sostengo por el alambre mientras él se voltea ligeramente, todo bien. Me dijo, que ya no iba a poder estudiar más.
DIA 19
Jueves, Abril 20, 1972 – Por la mañana pidieron la lista de los que van a comprar cigarros (antes en el año 1965 se nos vendían cigarros por la libre), luego racionaron a 20 cajetillas, después a 15, más tarde 12, luego 8 y al fin nos rebajaron a 4 cajas mensuales, un promedio de dos cigarros y medio por día.
Por esa serie de sucesivas rebajas, unos cuantos compañeros, no aceptaban esa disposición y prefirieron no comprar más a tener que aceptar el chantaje. Entre ellos está Boitel. Ahora dijeron que iban a vender 8 cajas por recluso. Se lo comuniqué y le expresé que podía coger las mías, ya eran 16 cajas, con eso se podía defender durante el resto de la huelga en la que se fuma mucho.
A las 12 del día, me llamó para que le aguantara la lata y así orinar. También se lavó la cara, cepilló sus dientes y tomó agua como siempre. Se secó con su toalla verde, que le gusta mucho y luego se la tendí en un cordelito que sirve de tendedera. Le dije que ya tenía los cigarros en su caja y que los había comprado todos, que no se preocupara. Me contestó: “Ahora sí estoy bien, pues me quedaba un solo cigarro de los que me hizo Jorgito. Ya estaba pensando en fumarme el colchón”. Le encendí un cigarro y después le coloqué la cama frente a una ventanita por donde entra un poco de aire. Me fui a hacer otra cosa.
7:15 P.M. Hoy ha faltado el agua todo el día, pero gracias a Dios a él no le ha faltado, tuve la preocupación de guardar una lata, además está tomando poca agua. Me llamó dos veces para orinar. Después trató dormir porque tenía mareos. Apenas ha hablado por la noche.
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DIA 20
Viernes, Abril 21, 1972 – No pudo dormir por la noche, como siempre le está ocurriendo. Se despertó a las 9:20 A.M. sin embargo ya no tiene mareos. Me preguntó que si continuábamos sin agua. Le dije que sí, me aconsejó que si venía, llenara el termo que lleva 1 1/2 litros.
A las 11:30 A.M. la pipa trajo agua para la población penal. Aquí trajeron con una manguera y se recogió agua en el tanque y todas las latas.
Boitel estaba durmiendo y se despertó por el ruido de las latas. Se puso el paño por los ojos y se quedó meditando al parecer. Por la noche después que terminamos de rezar el rosario fui hasta su cama, me pidió que le consiguiera el periódico. No quiso que encendiera la luz porque le molestaba. Leía con cierta claridad que venía del otro bombillo.
Cuando terminó de leer la prensa me volvió a hablar de los compañeros de Boniato. Hay un grupo que trajeron para la galera 23 en La Cabaña.
Unos 50 según dicen. No se sabe quiénes son. Están en total incomunicación. Boitel había hecho dos documentos públicos denunciando la situación infrahumana y desesperada de esos compañeros. Estuvo haciendo cuentos de Danielito y contando anécdotas, se reía. Danielito es un gran amigo de él. También mencionó a otro buen amigo, un ex preso llamado Rolando que ya cumplió y estuvo con él, en una de sus huelgas. El quisiera que trajeran a los compañeros de Boniato y estar con ellos. Que no ha sabido bien de Tony Núñez que ya cumplió en Boniato. Cuando habla de sus amigos se siente alegre.
Más tarde me preguntó si habían mejorado la comida, yo le dije que sí, lo dejé ahora, desde mi cama, a dos de él, lo veo con el paño cubriendo sus ojos, sus manos entrelazadas y en sus labios un ligero balbuceo. Está rezando, eso es lo que me luce.
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DIA 21
Sábado, Abril 22, 1972 – Todo el día de hoy ha sido normal La galera está tranquila. Cada uno en sus estudios encerrado en su mundo y Boitel en la cama. Se ha sentido bien, el hambre ya le abandonó. Con sus traguitos de agua en que está viviendo. El organismo se sigue alimentando de reservas que tiene el cuerpo. Cada día está más flaco pero el espíritu más fuerte. Tiene más lucidez y sus sentidos están más agudizados. Siempre sucede así cuando uno está en huelga. El cuerpo, al faltarle comida, pone a los sentidos en guardia y capta todo, hasta cosas que no son audibles a los demás.
Conversamos a la una del día, después que le ayudé para que orinara. Me estuvo diciendo de cómo estará su mamá. Habló largo de ella: “se ha pasado toda una vida sufriendo por mi causa. Pienso que un hombre que está libre de responsabilidades familiares combate mucho mejor que otro que las tenga”, y luego añadió: “La vieja siempre tiene que cargar mi cruz. No sale de una para entrar en otra. Pero así es la vida. El deber se cumple a cabalidad o no se cumple y con los comunistas hay que ser así”. Le dije: Mi madre y mi esposa han padecido y padecerán también. “Yo lo reconozco y nada puedo remediar acordándome del sufrimiento de los míos, tiene que ser así Cautivo. A veces la familia no entiende estas cosas, porque anteponen el corazón y los sentimientos antes que el deber, y piensan por ello que no los queremos y todas esas cosas. A mi vieja la quiero inmensamente como ella no se puede imaginar y aunque me sea difícil el demostrárselo…” Me dijo otras cosas pero que ya no recuerdo. (Espero que tú te acuerdes cuando la leas, flaco), también me habló de Magaly y de su hermano. Volvió a orinar normalmente en la lata. Lo toqué. Está bien, al parecer no tiene fiebre. Hoy es el día 21 de su huelga.
DIA 22
Domingo, Abril 23, 1972 – Otro domingo más, ¿cuántos más pasarán? El tiempo que más han estado en huelga sin asistencia médica ha sido de 11 días. Hay quienes piensan que Boitel tiene que estar más y si resiste le resolverán entonces. Yo soy también de esa idea, aunque todavía faltan 21 días para llegar.
Hizo sus necesidades y luego estuvimos tratando el problema azucarero y los fracasos de la zafra actual. Se la atribuye a la excesiva quema de caña y el corte llamado “Australiano”, hasta dice que afectarán a las dos o tres zafras siguientes y que en esta zafra no llegan a los cuatro millones. Después le dejé descansar para hacerlo yo también. 10:15 P.M. Rezamos el rosario. En estos momentos lo hace él en su cama. 11:00 P.M. ya se va el domingo, nada más de importancia.
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DIA 23
Lunes, Abril 24, 1972 – Prácticamente ya no puedo hacer mucho de mis cosas. Aunque él esté durmiendo o meditando, siempre estoy atento, mirando o acercándome hasta su cama por si necesita algo. A veces Tony, Miguel, Edgar o Jorgito lo ayudan en algo. Por la mañana me dijo que le había hablado a Edgar para que le hiciera el favor de lavarle unas piezas sucias, le contesté que no tuviera pena ninguna que entre nosotros no pueden existir formulismos. Me explicó que como yo lo estoy haciendo todo que Edgar y Jorgito también lo van a ayudar. Después me pidió que le recogiera todas las medicinas y se las guardara en un nylon y se puso a hablarme de un amigo de él que está en España, quien al parecer, le tiene gran afecto. Se refería al Dr. Zayas que estuvo preso también. Me dijo que hay una gran cantidad de amigos que quieren hacer lo mismo.
Por la tarde se la pasó con su trapo cubriéndole los ojos para que no le moleste la claridad según me dijo. 11:00 P.M. Hace un rato orinó, se lavó la boca, bebió agua y encendió un cigarro. Hoy termina su día 23 en huelga.
DIA 24
Martes, Abril 25, 1972 – A las 10:15 A.M. llamó a Jorgito para que le calentara agua. Después le sostenía el espejo mientras se afeitaba. Acto seguido se lavaba él mismo. Ha estado callado toda la tarde. Apenas ha hablado.
10:00 P.M. le alcancé el periódico, observé lo que leyó por arribita y me llamó para que lo pasara. Se volvió a poner el paño sobre los ojos y se quedó quieto.
A los cinco minutos se volteó y empezó a vomitar. Fui apresurado a su lado, le puse la mano en la frente. Vomitó bastante. Es su primer vómito. Ya está bien.
11:15 P.M. Hace unos diez minutos me llamó porque le molestaba la luz, se la apagué. Se volvió a poner el paño sobre la cara. Le pregunté si se sentía mal, me dijo que no. Ya veo que tiene una fuerza de voluntad tremenda. En la huelga de La Cabaña, el personal se pasaba el día hablando y caminando para estirar las piernas. Boitel se acuesta en una posición y se queda así por horas sin levantarse de la cama. Así lleva varios días. Sus necesidades las hace en la lata. Hace 18 días que no corrige. Aunque yo estuve 40 días sin hacerlo en la huelga del año 69 en La Cabaña. Hizo sus necesidades y rezó. Voy a dormir.
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DIA 25
Miércoles, Abril 26, 1972 – En las poquísimas cosas que ha necesitado, las rutinarias, lo han ayudado Edgar y Jorgito. Yo aproveché para estudiar un poco. Sigue igual que ayer, callado y sin moverse. No me gusta verlo así. Es como si se sintiera muy solo.
5:15 P.M. Acaba de vomitar otra vez. Botó mucha agua. Parece que no la mantiene. Aunque eso es normal. 9:40 P.M. Durante el resto de la tarde permaneció igual, no puede resistir y le pregunté si se sentía mal. Me dijo que no. Parece que notó mi preocupación. Se quitó el paño de la cara y se rio, así luce mejor. Le pregunté cómo podía mantenerse en esa forma. Contestándome que era costumbre en él. Entonces empezó a hablar de comida y a preparar platos exquisitos que sólo de recordarlos me entraba hambre. Le dije que a mi hermano Luis, en la huelga de La Cabaña no le gustaba que le hablaran de comida. El siguió preparando platos en su imaginación como media hora más. Luego empezó a bostezar. ¿Hambre, sueño o aburrimiento?, le pregunté. No, ya hambre no tengo, pero sueño sí, y no te lo digo para que te vayas. Ya lo sé; pero lo mejor que si lo tienes ahora, trates de dormir, le contesté levantándome. Cualquier cosa me llamas.
Ahora lo veo que está durmiendo. Terminó el día 25 de huelga.
DIA 26
Jueves, Abril 27, 1972 – Se despertó a las 12:00 P.M., orinó bien, tomó agua y Miguel le prendió un cigarro. Después me preguntó qué opinión tenía yo de su huelga. Le dije que era del criterio de que tenía que estar cuarenta y pico de días sin asistencia médica como era costumbre en estos “caballeros” (de caballo) y que después no le daban lo que pedía, o le comenzaban a pasar sonda. Él no me dijo nada de mi opinión. Se puso a hablarme de su mamá, lo que aproveché para decirle que le hiciera unas letras. Me dijo: “Gracias Cautivo por acordarte de mi mamá”, le voy a escribir mañana sin falta. Después me pidió la prensa porque se sentía bien para leer, según me dijo.
11:40 P.M. Está durmiendo desde las 7:15 P.M. fui ahora a su cama y comprobé que está durmiendo.
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DIA 27
Viernes, Abril 28, 1972 – Dice que se despertó como a las 2 de la madrugada y que no durmió más hasta las cinco y pico. Se volvió a despertar a la 1:00 P.M., le pregunté si quería algo. Contestó que no, que estaba bien. Como a la media hora me pidió papel y lápiz para escribirle a la vieja, también le llevé un libro para que apoyara, pero me dijo que le pesaba mucho, le di mi abanico. Me pidió su lapicero que lo tenía en la caja. Terminó de escribirle a la madre. Hicieron requisa. Salimos todos. Boitel se quedó durmiendo No le ordenaron salir como la otra vez. Los guardias entraron y requisaron solamente el salón vacío que están algunas jabas en la pared Vino un muchacho civil. Es de G-2, sólo duró 10 minutos la requisa.
Desde las 3 de la tarde que se pasó el paño en la cara, no se lo ha quitado más, son las 9:30 de la noche. Ahora iré a verlo por si quiere orinar, para que no tenga que llamar de madrugada. Hizo sus necesidades y le encendí un cigarro. 11:10 P.M. Me llego hasta él, pero al parecer está dormido. Lleno los dos jarritos de agua y me voy a dormir.
DIA 28
Sábado, Abril 29, 1972- Entre una cosa y otra van pasando los días y está en el 28 de huelga. Está muy flaco. Debe estar pesando unas 110 lbs. La comida sigue devolviéndose. No se aparece ningún médico, ni siquiera preguntan. Ya estas cosas no me asustan, son normales en ellos. Siempre actúan así. Pedro ha estado como siempre, sólo se ha movido para orinar dos veces, todo el tiempo acostado. No habla. Está reservando todas las energías que puede. Comprende que esta huelga va a ser larga. Mirándole bien, las huelgas nuestras son “salvajes” sin asistencia médica, pues no la dan. A veces nos cortan el agua y nos tiran en un calabozo en el suelo limpio… 9:18 P.M. Volvió a orinar por tercera vez. Hay días que lo hace dos veces. Hablamos unos diez minutos. Me expresó que como este mes yo tenía la visita suspendida no podía ver a José, ni a Enriquito, que le tocaba venir este mes. Le dije que iba a mandar un recado a mi familia con un compañero que no le habían suspendido la visita. Necesitaba dormir y me fui para que lo hiciera. Ahora lo veo rezando.
DIA 29
Domingo, Abril 30, 1972.- Qué pronto pasan los días en presidio. Regresamos el domingo. Como dicen los presos. El día del Señor. Boitel me inquieta, hoy orinó dos veces y si ha dicho 15 palabras han sido muchas. Comprendo que está guardando energías. Solo estuvo sin el paño en la cara unos 20 minutos, que se lo pasó mirando a los compañeros en su ir y venir por la galera. Yo he estado leyendo para matar el tiempo. Me le ofrecí por si quería que le leyera el periódico de ayer, pero no quiso. No sé si se sentirá mal porque no lo dice. Tengo esperanzas de que esta semana que entramos vengan a hablar con él. Esperemos. Todo normal. Terminó el mes de abril con su día 29 en huelga de hambre.
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DIA 30
Lunes, Mayo 1, 1972 – Empieza un nuevo mes y a la vez una nueva semana. Los aviones a chorro se han pasado la mañana volando bajito por el desfile del 1 de Mayo, que se está efectuando en la Plaza Cívica a unos 500 metros de aquí. No han sacado a los comunes al patio. Todos están encerrados en las galeras. Nosotros tenemos posta reforzada en la garita de atrás y la de alante. Tampoco han abierto el patio. Hay un compañero enfermo, se le solicitó el médico y dijeron que hoy no podía ser, que no había médico aquí. Y eso que aquí está el Hospital Nacional de Reclusos. ¡Según ellos es el segundo de la América!
Pedro sigue acostado, aún no ha orinado 6:00 P.M. Acabamos de conversar un rato. Luce animado aunque débil, se le nota cansancio o fatiga, el pulso lo tiene bien a mi parecer. 9:10 P.M. Se siente mejor. Estuvimos hablando del exilio, él piensa que los cubanos desterrados están jugando un papel fundamental en nuestro proceso que tienen sentido de la tradicionalidad, manteniendo los valores históricos de nuestra patria. Que en los últimos años han hecho una propaganda gigantesca, pidiendo la libertad de los presos políticos cubanos. Me habló de su gran amigo el Dr. Portell Vilá, que era profesor de la Universidad y por qué era un verdadero defensor de la Democracia. También me habló de su amiga Silvia Vázquez una joven que está en el exilio y que es una gran activista para la causa cubana.
10:05 P.M. Me dijo que era posible que mañana se afeitara, pero que no tenía ánimo para hacerlo, que si yo sabía. Le dije que nunca lo había hecho pero que con alguien tenía que empezar. Luego orinó por segunda vez en el día. Me dijo que iba a rezar. Yo me voy a dormir aunque es temprano.
DIA 31
Martes, Mayo 2, 1972 – Se despertó a las 8:30 con un fuerte dolor de cabeza. Ya se lavó y demás cosas. A la hora tuvo un exceso de vómitos. Expulsó mucha agua. No sé de dónde la saca pues toma poca. Creo que no se va a poder afeitar, tiene ojeras muy grandes, parece que no ha dormido bien. Hoy está en el día 31 de huelga. 10:10 A.M. Me dijo que se siente mejor y que quiere afeitarse y lavarse un poco. Lo afeité primero y después le dí un “baño” con un paño mojado. Al describir su cuero se le pueden contar todas las costillas. Pasé dificultades en afeitarlo pero lo hice que era lo más importante. Se sintió más fresco y se quedó dormido.
12:50 P.M. Desde hace dos horas que sigue con dolor de cabeza y algo de mareo. Parece que el baño lo aflojó un poco. Si al menos quisiera tomar una aspirina, pero ni eso. 1:10 P.M. Ahora está tranquilo, con el paño en la cara. Terminó la visita de los tres compañeros que fueron a ella. Tuvo noticias de su madre, está más contento y alegre. ¡Cuanto me alegro! 11:00 P.M. Orinó, se lavó la boca, tomó agua y le encendí un cigarro.
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DIA 32
Miércoles, Mayo 3, 1972 – Edgar me despertó a las 6 de la mañana y me dijo que Boitel quería ponerse un lavado. Voy a verlo, me dice que necesita evacuar el estómago que se siente mal. Le dije que eso le debilitaba más. No aceptó. Ayudé a ponérselo, pero pasamos mucho trabajo. Estuvimos como una hora en ese asunto. Hubo que ponérselo dos veces. La primera no sirvió. Al fin se desbarató el bolo fecal y lo expulsó. Por el esfuerzo de tanto tiempo casi se desmaya. Le dio varios vahídos. Le eché fresco con rapidez. Llamé a Edgar para que me ayudara. No respondía. Me asusté. Al fin poco a poco fue cogiendo aire y color. Edgar me ayudó a llevarlo para su cama. Le eché freso y se quedó dormido. Hace una hora que se despertó y está tranquilo. No durmió nada por la noche, me dijo, tomó agua y orinó. Me preguntó qué día era hoy. También le dije que llevaba 32 días. “Esta es la huelga en que mejor me he sentido; -me contestó- pero yo no te veo muy bien -respondí-. “Eso no importa, no es lo mismo ver que sentir”, fue lo que me dijo. “Ahora estoy mucho mejor”. Después me preguntó si había recibido alguna noticia del personal de Boniato. “Nada se supo.” No habló más. No ha vomitado.
9:20 P.M. Sólo ha podido leer los titulares del periódico, le dio mareo y lo dejó. Orinó, se lavó la boca, tomó agua y se quedó dormido.
DIA 33
Jueves, Mayo 4, 1972 – Hoy se ha despertado algo molesto, no se siente bien, tampoco ha dormido de noche. Le voy a lavar dos fundas y un pullover. Después trataré de hablarle un rato. Tengo muchas cosas en la cabeza. Los comunistas no han venido más, ni han dicho nada. Es una táctica que usan para desesperar al que está en huelga y que pierda la fé. Pedro no es de esos, al contrario, lo veo más firme y más seguro de sí.
10:25 P.M. Se calmó y pudimos conversar. Le hice saber mis temores, sé que algo funciona mal. “No te preocupes -dijo- todo está saliendo bien, las luchas son así. Rodeado de riesgos constantes sin importar consecuencias”.
“Los comunistas saben que yo no voy a ceder ni un ápice de terreno. Esto es a ver quién se rinde primero.” Pero es que ellos tienen la fuerza, -argumentó- “Ellos tienen la fuerza bruta, pero yo tengo la fuerza moral.” “¿Tú crees que estas son condiciones de vida, después de 12 años preso?, y durante ese tiempo los derechos que me han dado son golpes, bayonetazos, torturas, hambre y sufrimientos. Es preferible morir a seguir viviendo en estas condiciones de bestias. Mira los compañeros de Boniato como están. Han matado a dos en una muerte lenta.” Así me dijo, y empezó a mover las piernas doblándolas. Se quejó que le estaban doliendo -para él pues no me lo dijo- Es un problema viejo de las huelgas anteriores. Todos estos achaques salen con el tiempo. Después se puso el paño en la cara y se quedó dormido.
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DIA 34
Viernes, Mayo 5, 1972 – Durante el día ha estado muy débil. Me acerqué a su cama para que tratara de orinar, le aguanté la lata y después de unos minutos lo pudo hacer. Está muy fatigado. Le molesta la luz y la apagué. El dolor de las piernas le sigue molestando. No quiere que le dé masajes. Además yo pienso que de nada le va a servir. Es dolor en las articulaciones.
6:15 P.M. Ha comenzado a vomitar otra vez. Se inclina hacia la lata mientras le agarro por la frente. Está muy frío, le empieza un mareo. Le digo que se ponga cómodo. Le echo fresco. Me miró con tristeza pero la sonrisa apareció en sus labios enseguida. “Estoy bien, no te preocupes” —dijo dejándose caer hacia atrás— continué echándole fresco por un rato. Después se quedó dormido. Ha estado durmiendo toda la noche. De seguro que hoy tampoco dormirá 11:00 P.M., me acerqué a su cama para ver si dormía. Su respiración es algo agitada. Luce estar dormido. ¡Tiene un gran valor!
DIA 35
Sábado, Mayo 6, 1972 – Cumple hoy 35 días en huelga, de ahora en adelante no sé lo que pueda ocurrir. Si nosotros estamos expectantes, los comunistas tienen que estarlo más aún. Los compañeros no comen delante de él desde hace rato. Son muchas las veces que cuando me llevo la comida a la boca se me hace un nudo en la garganta y no quiere pasar. Esto se hace insoportable. Sin embargo él está tranquilo, no se queja, ni una sola queja ha salido de su boca. Ha pasado días muy malos y nadie se da cuenta de ello. Su dolor es de él solamente.
El organismo durante las huelgas engaña mucho. Ayer estaba muy mal. Hoy está bien. Ha hablado poco. Piensa que se lo llevan y no quiere que lo hagan, prefiere estar aquí. Yo le dije que aquí no le iban a dar asistencia médica, que eso era en el hospital. Me miró pero se quedó callado. Después me dijo que me recordara de recogerle los libros y guardarlos en la caja de cartón. “García tiene dos libros prestados, me los recoges también.”
Por la tarde me dijo que hubiera deseado recibir carta de Danielito y saber además de los otros compañeros. Después se refirió al presidio. “El presidio se ha hecho muy largo y en ese tiempo los comunistas, utilizando todos los chantajes a su alcance, han querido ir apagando la luz que aún queda en cada uno de nosotros; la fé, la confianza en un mundo mejor, la razón, el derecho y la justicia. Mira las valerosas “Marianas” que llevan presas desde hace doce años. Las han golpeado y torturado sin respetar su condición de mujer y sin embargo están resistiendo aún sin doblegarse.” Terminó diciendo que: “Todos debemos luchar por nuestros derechos de presos políticos.” Se quedó tranquilo, me fui a bañar.
Por la noche, alrededor de las 10:05 P.M., orinó, se lavó la boca, tomó agua y le encendí un cigarro. Llené sus dos jarritos de agua. Ahora está rezando.
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DIA 36
Domingo, Mayo 7, 1972 – 12:00 A.M. se despertó. Hizo sus necesidades como de costumbre. La tarde se la ha pasado durmiendo. 10:00 P.M. He acabado de leer todo lo que he escrito en este diario, si se le puede llamar así. Y yo mismo me asombro como han ido desarrollándose los acontecimientos. Pero lo que más me ha impresionado es que a medida que ha ido tirando los hechos en el papel, me voy alejando de la idea que en un principio me había propuesto. Ya no escribo para que Boitel lea. Él puede hacerlo, pero ya escribo para alguien más que no es él. Me impresiona, es verdad, aunque ya no me asusto. Es como si me fuera convenciendo poco a poco de lo que hasta ahora venía rechazando. Pedro tiene razón. Es una lucha muy desigual y sin tregua alguna. El hecho está en quién se rinde primero. Es una lucha de la fuerza y el tiempo contra el comunismo y la razón. Confiemos en que todo pase rápido y esta no sea más que una simple reflexión.
Voy a verlo y me dijo que si mañana se sentía bien quiere que lo afeite. Volvió a vomitar hoy, me lo dijo García. Yo no estaba presente. Ahora orinó, se lavó la boca, tomó agua y le encendí un cigarro. También llené sus dos jarritos de agua —su único alimento—.
DIA 37
Lunes, Mayo 8, 1972 – Parece que ha cogido un segundo aire. Se despertó algo animado y fresco. Lo afeité. Es la segunda vez que lo hago. Me quedó mejor que en la primera ocasión. Aunque se hace un poco difícil por lo delgado que está. Cada día que pasa pierde más libras quedándose en el hueso. Después de un pequeño baño le cambié el pullover y le puse uno mío, mientras le lavo el suyo. Este le cuelga como un perchero. A los quince minutos me dijo que se sentía flojo y con mareos. Cada vez que lo muevo mucho o hace algún esfuerzo le sucede igual. Le corro la cama para que reciba un poco de fresco que entra por la ventanita. Le encendí un cigarro, lo deje mejor y tranquilo.
8:10 P.M. Me asusté al sentir que me llamaba con voz tenue “Cautivo”… “Cautivo”, le pregunté qué le pasaba, por qué me llamaba de ese modo? Me dijo: “no temas”, pero que oyó hablar de desnudo y amarillos y quería saber que había de nuevo. Le dije que estábamos calculando la cantidad de presos plantados que quedaban en el presidio. Me preguntó: ¿Qué cuántos? Le contesté que entre personal en calzoncillos, amarillos y azules habían unos 3,500. Me dijo que en el año 1964 habían unos 17,000 plantados y que los comunistas con sus chantajes y torturas lo habían reducido a esa pequeña cantidad.
Le llené los jarritos de agua y me preguntó qué día de la semana era, le dije que lunes 8. Se siente mejor y más recuperado. García estuvo hablando un rato con él. 11:00 P.M. Orinó, se lavó la boca, tomó agua y como de costumbre le encendí un cigarro. Está fumando regular. Ahora al parecer está rezando.
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DIA 38
Martes, Mayo 9, 1972 – 9:20 A.M. Se despertó e hizo sus necesidades. A las 11 de la mañana vino el Director con un Sargento. Habló con Boitel. Boitel le contestó que estaba bien. El Director insistió si iba a seguir en las mismas. A lo cual Boitel respondió: “Uds. saben cuál es mi situación. Me han quitado lo que me corresponde por el derecho y para conversar conmigo tienen que devolver mi status de preso político, otra cosa yo no acepto.” El Director le explicó que él informaría y que vendría dentro de unos días. Boitel no contestó y cerró los ojos. Es esperanzador para nosotros la visita del Director. Es posible que empiecen las negociaciones, tal vez yo esté equivocado y esto sea más que una ilusión, los compañeros piensan que es posible se acerque una solución.
Varios compañeros amanecieron con estado gripal. Aquí parece que hay un virus en la galera. Pienso que si Pedro lo coge se debilita más y puede provocarle serios trastornos. Sería el colmo que con 38 días de huelga lo coja una gripe fuerte. Está tomando todas las precauciones para no coger el virus, le pidió por favor a dos compañeros que esperaran dos o tres días para ir a encender cigarros en su cocinita que tiene al lado de su cama, con el fin de evitar coger la gripe. Ahora se pone el paño sobre la boca. Miguel espanta las moscas con un abanico.
Ha estado bien durante el día. Hace un rato me preguntó: “Que yo creía de la visita del Director.” Le dije que podía ser una posible solución. Él se sonrió a rezar y yo me voy a dormir que buena falta me hace. Estoy cansado.
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DIA 39
Miércoles, Mayo 10, 1972 – El día amaneció tranquilo. Los compañeros conocedores de la situación y del momento ya hablan con voz más baja. La luz se mantiene más apagada. Tratan de molestar lo menos posible por los alrededores de Boitel. Por la mañana le volví a pasar un paño mojado por el cuerpo y debajo de los brazos. Aquí hace mucho calor. Le cambié el pullover. Está muy demacrado. Los pómulos salientes, barbilla muy afilada y labios secos. Pero su rostro está sereno y tranquilo. Empezó a dolerle la cabeza. Empecé a abanicarle para que tuviera fresco. Orinó bien y tomó agua después de lavarse la boca. No quiso fumar.
Se pasó la tarde durmiendo. 7:10 P.M. Me pide el periódico y le digo que todavía no ha llegado. A veces lo traen tarde. 9:15 P.M. Edgar fue a verme diciéndome que Pedro Luis quería ponerse otro lavado. Me dice que es peligroso por las condiciones en que se encuentra. Ya el otro día le dio fatiga y que puede producirle un colapso. Como yo no conozco de esas cosas llamé a Tony, pidiéndole consejo al respecto. Le pregunté a Boitel que si era imprescindible lo del lavado, me respondió que sí. “Que mañana comienzan los días peligrosos y que es necesario tener limpio el estómago. Yo le dije que no tenía experiencia en eso y que la otra vez se pasó trabajo. Que no estaba de acuerdo con ese lavado por lo peligroso que era. Se puso bravo conmigo y me contestó que Jorgito y Miguel lo iban a ayudar. Miguel lo cargó en peso y lo sentó en la taza. Volvió la operación de la otra vez. Al final sucedió lo mismo, la fatiga comenzó por el esfuerzo.
Hubo que echarle bastante fresco. El pulso empezó a bajar y él a desmadejarse en los brazos de Miguel. Se le reanimó y volvió en sí enseguida. Respiró profundo. Había pasado el peligro. Efectivamente aún le quedaba algo en el estómago. Ya estaba completamente limpio. Se siente mejor y se quedó dormido mientras Jorgito le sigue echando fresco.
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DIA 40
Jueves, Mayo 11, 1972 – Llegó el día 40 de huelga. Comienzan los días peligrosos. Cualquier cosa puede suceder ahora, ora a favor, ora en contra. Cada uno de nosotros lo sabe, todos prácticamente hemos estado en huelgas. Sabemos que un organismo en buen estado puede soportar 40 días. De ahí en adelante empieza a caer. El organismo de Boitel no está muy bien. Algunos compañeros se sienten inquietos por su situación y quieren interceder por él a pesar de que Boitel ya les pidió que no se preocuparan por lo que pudiera suceder, ni hicieran ninguna gestión. Están comentando que si Boitel se pone grave hay que llamar a los militares y decírselo para que le den asistencia médica. Cosa que Boitel no quiere. Y yo reflexiono, ¿qué podemos hacer nosotros? No podemos exigir que le den asistencia médica. Se puede decir la palabra pero la acción no está en nuestras manos. Lo más que harán será llevárselo de la galera y meterlo en un calabozo o cualquier otro lugar. Tampoco podemos amarrar a Boitel y alimentarlo. Iríamos contra él y a favor de los comunistas. ¡Eso nunca! Se puede dar un escándalo con el fin de que se lo lleven para un Hospital. Pero tampoco Boitel quiere eso. Estamos arrimados contra la pared, impotentes. De todas formas algunos compañeros son de la opinión de que se debe llamar cuando Pedro se sienta peor o sea, en estado de coma. Él no sabe nada de esto aún.
Se despertó a las 9 de la mañana. Buen presagio. Me dice que durmió la noche completa y que se siente bien. El lavado le alivió me dijo; orinó, se lavó la boca, tomó agua y le encendí un cigarro. Después me pidió que le leyera el discurso de Nixon que salió en el Granma, una versión de lo que les conviene a esta gente. Le agradó la posición de E.U. y está de acuerdo por lo expuesto por Nixon. Le encendí otro cigarro, se puso el paño por la boca. La gripe ha mejorado en la galera. Pedro dice que tiene cosquilleo en la garganta. Eso me preocupa ahora. Por la tarde me dijeron que estuvo vomitando leve. 11:00 P.M. Volvió a orinar y encendió un cigarro. Sigue molestándole la garganta. Le dije que no fumara más, que podía ser eso. Me dijo que necesitaba fumar aunque lo iba a hacer con menos frecuencia. Se quedó rezando.
DIA 41
Viernes, Mayo 12, 1972 – Por la mañana, después de hacer sus necesidades, me llamó. Estaba bravo y disgustado. Algún compañero habló con Boitel lo que se estaba conversando con respecto a su situación. Inmediatamente me pidió lápiz y papel. Hizo una nota y me la dio a leer. No estuve de acuerdo con la forma de expresarse con los compañeros y se lo hice saber. Pedía a los compañeros que se abstuvieran de interceder por él, que se sentiría muy disgustado si así lo hicieran porque él sabía lo que estaba haciendo, y que le agradecía su preocupación pero que era inútil. Además expresaba que se estuvieran tranquilos no dejándose llevar por histerismos pasare lo que pasare, también exoneraba de responsabilidad de lo que pudiera ocurrirle. Finalizaba con un ¡Viva Cuba Libre!
6:00 P.M. Ha orinado dos veces y fumado tres cigarros, tiene un poco de garraspera pero nada más, luce fatigado y débil, todos estamos preocupados por lo que pueda suceder. Sabemos que los comunistas son capaces de cualquier cosa, pero lo que más me inquieta es la posición de Boitel. No admite términos medios y ya su cuerpo consumido está guardando sus últimas energías. Ni una queja sale de sus labios, la fatiga doblegó el sueño y se quedó dormido.
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DIA 42
Sábado, Mayo 13, 1972 – Se despertó como a las dos de la tarde. Me dijo que anoche no había dormido nada. Ya los huesos le molestan un poco. No habló más. Se volvió a quedar dormido hasta las 6 de la tarde. 6:10 P.M. Se siente mejor. Quiso que lo afeitara otra vez. Le pregunté que para qué tanto afeitado, que al moverse le daba mareos, me contestó que la barba le molestaba mucho produciéndole picazón. En esta oportunidad me costó más trabajo hacerlo demorándome 15 minutos. Le lavé las manos también, no le dio mareos, orinó, tomó agua y mientras le echaba agua a la lata y botaba orine, Jorgito le encendió un cigarro. Después me dio el papel para que se lo guardara y se lo enviara algún día a la mamá. 11:15 P.M. Tuvo dos accesos de vómitos. Después se calmó y se quedó dormido, terminó su día 42 de huelga.
DIA 43
Domingo, Mayo 14, 1972 – Hoy es el día de las “Madres” Nuestros pensamientos vuelan hacia ellas y el de ellas hacia nosotros. Otro año más separados sin besar los ojos que nos vieron nacer. Me levanté a las 7:10 A.M. Fui a ver si Boitel dormía me llené los jarritos con agua fresca y me fui.
Oí una voz leve que me llamaba. Era Boitel, le pregunté: ¿cómo se sentía? Me dijo que muy débil. Durmió poco anoche. Me pidió una toallita mojada para humedecerse los ojos y quitarse algunas lagañas. Dijo que lo ayudara a orinar. Levanté la lata y se vira de lado con trabajo. Después de una espera de 3 minutos logró hacerlo, pero muy poco.
Miré su reloj que lo tiene agarrado a un alambre de la cama; eran las 9:20 A.M. lo cogió con lentitud y le dio un poco de cuerda. Se puso el paño en la cara y cerró los ojos. 3:00 P.M. Me llamó que quería orinar. Hace un calor tremendo. Le corrí un poco la cama para que tenga fresco. No hay aire. Con el abanico le echo un poco de aire. Le enciendo un cigarro. Y me dice con voz débil: “Hoy es el Día de las Madres y pienso mucho en la mía. Todo lo que ha padecido por mí. Quisiera que ella no sufriera más por motivos míos.” Todas las madres sufren, mira la mía cómo se ha consumido en los últimos años, —le argumenté— yo pensé que no te habías acordado del día que era. Haciendo un esfuerzo, cogió un poco de aire y me responde: “Me he acordado todo el mes. Ya ves qué regalo puedo enviarle a mi madre. Mi hermano en España, lejos de ella y yo en huelga… más lejos aún”.
Hizo una pausa, volvió a coger aire, pero no pudo hablar. Luego suspiró. Le dije: voy a escribirle a tu mamá. Me miró con sus grandes ojos y sonrió. Después comentó: “Gracias Cautivo, tu eres mi amigo. Veo… que te preocupas por mi madre. Hazlo, yo no puedo. Las… fuerzas no me responden” y cerró los ojos. 7:50 P.M. Se siente molesto, quiere que le levante más la almohada. Le llené los jarritos de agua fresca. Me dijo que no me preocupara si lo veía vomitar, que cuando lo hace se siente mejor. 12:41 de la madrugada quiso orinar, le levanté la lata pero no puedo voltearse con facilidad, ya le va constando más trabajo moverse. Tomó agua, le encendí un cigarro y le eché un poco de fresco. Al fin se durmió como a las 2 de la mañana. ¡Qué día más triste!
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DIA 44
Lunes, Mayo 15, 1972 – Durante toda la mañana ha estado durmiendo. Se despertó con algún mareo y acto seguido vomitó. Después de hacerlo se siente mejor. Orinó bien, le enjuagué la lata. Me puse a echarle fresco. Luego conversamos algo. Le hice el comentario de que en estos días habían aparecido varias denuncias hechas por esta gente, en favor de los presos políticos en América latina. Me dio una respuesta razonable: “Critican los sistemas carcelarios de los países del mundo libre para contrarrestar y ocultar las barbaridades que aquí se cometen… Un acceso de tos le interrumpió, le eché fresco y se viró con dificultad para vomitar.
8:15 P.M. Le encendí un cigarro, ya fuma poco, no porque no quiera sino porque no puede. Le dije que era probable que en esta semana hubiera solución. No contestó. Movió sus labios para decirme que le molestaba la luz. Le volví a lavar las manos y le levanté la almohada. No quiso orinar nada, sino más tarde, cuando yo me vaya a dormir. Pidió que lo volteara para descansar el lado izquierdo. Lo que cogí en mis manos fue un saco de huesos. 12:10 A.M. Acaba de orinar, sintió mareos pero se le quitaron. Me dio un leve toque en el brazo, cosa rara, me dijo hasta mañana y cerró los ojos. Hoy terminó su día 44 de huelga.
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DIA 45
Martes, Mayo 16, 1972.- Al despertarme lo siento vomitando, me llego hasta él para ayudarlo. Miro en la lata y compruebo que ha vomitado bastante bilis. Como nunca. Se ha quedado extenuado y respira muy despacio. Está algo frío, pero consciente de lo que le sucede. Pretende decirme que ya está bien. Un sudor frio corre por su frente; comienzo a hablarle para entretenerlo y la mente no se le vaya. Después me dice que quiere orinar. Le ayudo, se quedó tranquilo unos diez minutos. Acto seguido me explicó que durante la madrugada sintió una fuerte molestia, acompañada de picazón en el ojo izquierdo. Yo, para darme cuenta, tuve que mirarlo bien, sus ojos están hundidos. Efectivamente, tiene irritación en el ojo izquierdo. Parece que es conjuntivitis. Me pidió que le tapara el ojo por unos días. Le hice un vendaje pequeño y agarrado por un esparadrapo le coloqué el parche en su ojo.
10:15 A.M. Cuando me estoy afeitando aparecieron Valdés, Jefe de Seguridad de este Penal, además se presentó como nuevo Jefe de la sección. Le acompañaba el Director. Mientras ellos hablan con el Jefe de galera, Boitel me pregunto quién estaba ahí. Le dije que si quería conversar con ellos. Me dijo que no, que él no tenía nada que hablar con esta gente, “al no ser que ellos quisieran hablar conmigo.” Al poco rato llegó Valdés hasta su cama. Le preguntó sobre el ojo. Pedro le dijo que lo tenía enfermo. Valdés le pregunto que si seguía en las mismas? Pedro expresó que ya había dicho su última palabra. Valdés le explicó que no iban a darle lo que él pedía. A lo cual Pedro ripostó: “Lo que yo exijo está basado en los Derechos Humanos que Uds. tanto pregonan para sus presos de América Latina y niegan a los de su propio país.” Valdés hizo una exposición de lo que ellos entendían como derechos humanos, Boitel no lo escuchaba. Al fin Valdés le volvió a repetir que no le iban a dar nada. Boitel mismo lo despidió y dando la vuelta cerró sus ojos. A los pocos minutos estaba dormido. El Tte. Valdés y el Director se marcharon. Esto es parte de lo que escuché desde mi cama, aunque discutieron algunas cosas más.
Tengo muchos pensamientos en mi cabeza, tantos que me confunden. En la forma en que hablaron ambos ninguno va a ceder. Las posiciones en el campo de batalla siguen iguales y entre el tiempo y el organismo, gana el tiempo, entre la fuerza y la razón debe ganar esta última. 2:18 p.m. Vi a Boitel que se despertó. Miró hacia los lados como buscando. Titubeé en ir, no sabía que decir. Al fin me levanté y fui hacia su cama. Lo miré, estaba fatigado. Su ojo brillaba de una manera especial, no podría decir como su rostro macilento lucía sereno e inalterable. Le pregunté cómo estaba. Me dijo que perdió muchas energías en la conversación. Quiso que le echara un poco de fresco. A los breves minutos me dijo: “No te preocupes, Cautivo, que todo está marchando bien”, yo asentí por decir algo. Pero veía la cosa muy mal. Cerró su ojo y se quedó dormido.
10:50 p.m. Se lavó la boca, tomó agua y orinó. Le encendí un cigarro. Acto seguido le eché fresco. Se quedó meditando o dormido. Cumple 45 días de huelga de hambre. Mes y medio. Es fácil decirlo; pero agobiante al ver como día a día se va consumiendo un compañero acostado en una cama sin poder hacer nada por él.
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DIA 46
Miércoles, Mayo 17, 1972.- Amaneció vomitando de nuevo. Acudí rápidamente hasta su lado, lo ayudé. Al terminar me hizo saber por señas que se sentía mejor. Le cambié el agua de sus dos jarritos y lo animé para que orinara. No me contestó. Estaba demasiado débil. Con el parche en el ojo izquierdo está más impresionante. Los compañeros están preocupados por su situación. Algunos piensan que le resuelven, otros que no. Yo creo que sí. En la galera hay bastante silencio durante el día. Los militares cuando entran para abrir el patio miran hacia el lugar en que está Boitel. Siguen trayendo su plato con comida y sale tal como entra.
10:05 A.M. Jorgito le había movido la cama para que cogiera un poco de fresco. Pero a los 20 minutos vino el barbero, un sargento, a pelarnos, tuve que moverle para darle paso al barbero. No ha orinado aún.
5:10 P.M. El barbero se fue a las 12:00 P.M. y regresó nuevamente a las 2:00 P.M. Acaba de marcharse ahora mismo. Por supuesto Boitel no se peló. Acaba de orinar sangre por primera vez. Si tuvo molestias no me la dijo. A veces eso pasa por no tomar cantidad de agua o cualquier otro motivo, pero a los 46 días de huelga y en las condiciones en que él está, parece que los riñones empiezan a parar los motores. Comenté con Raúl y me dijo que era natural que orinara sangre, que otros compañeros a los pocos días de huelga lo han hecho. A él mismo le ocurrió en la última.
8:45 P.M. Volvió a vomitar bilis, en esta ocasión bastante. Después me pidió un cigarro. Le eché fresco y me dijo que se sentía mejor. Lo miré detalladamente. No podía explicar la impresión que tuve. Mi sentimiento de lástima, de rabia, impotencia y de odio me invadió por completo. No pude aguantar más y casi le grité: “Boitel, no comprendes que te van a matar”. El tardó en mover la cabeza. Lo hizo despacio. Me miró con su ojo sano. Era una mirada triste pero firme. Al fin, cogiendo un poco de aire me dijo con voz entrecortada “Podrán matar y acabar con mi cuerpo, pero nunca con mi espíritu, ese no podrán doblegar jamás.” Sus palabras suenan aún en mis oídos.
Descansó un momento para luego decir: “Cautivo, no pretendo la muerte, pero tampoco la rehuyó. “Me senté en su cama y le puse la mano en la frente. Estaba frío. En su reloj eran las 8:50 P.M. todo está en manos de los comunistas. Veremos si mañana vienen y resuelven. 11:25 P.M. Volvió a orinar sangre. No he dicho nada. Le prendí un cigarro y se quedó dormido. Vine a escribir lo que me falta del diario de hoy.
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DIA 47
Jueves, Mayo 18 1972 – Anoche fui yo quien no pudo dormir. Boitel lo hizo toda la noche. Me acerqué varias veces a su cama. Respiraba normal, tenía sueño tranquilo. Se despertó a las 9:10 A.M. Lucía animado dentro de su depauperación. Le enseñé el jarro con agua. Hizo un intento de tomar, pero la rechazó. Me dijo que le estaba repugnando. Insistí, tomó un poco; acto seguido empezó a vomitar. Al terminar me dijo que le levantara la lata para orinar. No quise mirar pero en la lata quedaba la prueba; sangre de nuevo.
Después me dijo que quería afeitarse. Lo miré asombrado. Me opuse, eso lo debilitaba más. Se molestó, pero al fin tuve que afeitarlo de nuevo. Calenté agua, le alcé un poco la cabeza con las dos almohadas, le coloqué la toalla sobre su hundido pecho, la piel de su rostro estaba pegada a los huesos; al fin terminé. El esfuerzo fue grande y los mareos vinieron. Le eché fresco con el abanico, observé que se estaba desmayando; Jorgito le echó más fresco mientras yo le daba palmadas en sus manos. Poco a poco fue recuperándose. Pasé un mal rato, pero no se afeita más aunque él quiere. Está temblando y lo cubrí con la colcha que le mandó su mamá y que a él le gusta tanto.
4:10 P.M. Se despertó y me pidió el paño que se pone en el rostro. Lo busqué, lo tenía debajo de su espalda. Le encendí un cigarro. Me retiré para que no hablara y conserve energías.
6:10 P.M. Tomó bastante agua, al parecer tenía sed.
7:15 P.M. Lo desperté porque llueve aunque poco; pero el aire que entra por la ventana puede afectar su salud. Le corro la cama, oportunidad que aprovecha para pedirme que le encienda un cigarro.
Me preguntó si rechazamos la comida. Le contesté que sí. ¿Qué vino?, preguntó. Arroz y agua de chícharos, le contesté. Le acomodé las almohadas y me fui. 11:10 P.M. Le encendí un cigarro y se apagó la luz. Se quedó solo en la obscuridad con sus pensamientos. Así termina su día 47 de huelga.
DIA 48
Viernes, Mayo 19 1972 – Me levanté de madrugada al servicio y cuando pasé junto a su cama, me preguntó, que si estaba enfermo del estómago? le contesté que me sentía flojo, al parecer por la leche en polvo. Le encendí un cigarro y le pregunté por qué no dormía? Me contestó que no tenía sueño. Después de fumar me dijo que me fuera a dormir.
Se despertó a las 11:40 A.M. Me dijo que quería orinar. Le coloqué la lata y orinó otra vez sangre; Después me dijo: “Llevo dos o tres días orinando sangre; no es así?” Pensé que no lo sabía, le contesté. Me dijo que le ardía cuando orinaba. Le arreglé el parche del ojo y le puse el paño sobre su rostro. Jorgito le encendió un cigarro. Al poco rato dormía nuevamente.
10:15 P.M. Quiero orinar antes de dormir, me dijo.
11:00 P.M. Fui y le coloqué la lata. Después de mucho esfuerzo lo pudo hacer; sangre de nuevo. Después tomó su único alimento, un poco de agua. Terminó su día 48 de huelga.
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DIA 49
Sábado, Mayo 20, 1972 – Son ahora las 11 de la mañana y aún no ha despertado. Se ha movido muy pocas veces. Su sueño es profundo desde hace varios días para acá. Duerme horas seguidas, se despierta y vuelve a dormir horas de nuevo. Cuando sucede eso lo que uno ansía es dormir. Para ese entonces el dormir es un placer, un vicio. Es el irse alejando poco a poco del mundo que le rodea, de los sufrimientos, de las angustias para entrar en el estado de coma. Tiene una energía fantástica. No se ha desmayado ni una sola vez, aunque ha estado muy cerca de suceder en varias oportunidades. Ha tenido plena conciencia de sus actos y sus palabras.
Se despertó a las 1:15 P.M. Tomó agua, se lavó la boca. Le pregunté si quería orinar, me contestó que sí, al fin hizo con gran trabajo, en esta ocasión la sangre fue menos. Me pidió un cigarro y se lo encendí. Me habló muy bajito y con mucha dificultad, apenas se le puede escuchar. Quiso aire, le eché fresco durante 10 minutos. Se volvió a dormir. 6:35 P.M. Regresó a la vida de nuevo. Le pidió a Jorgito que le encendiera un cigarro. Al poco rato estaba yo conversando con dos compañeros cuando sentí que me llamaban con una voz hueca y desesperada. “Cautivo… Cautivo…” Miré para su cama y lo vi con el cuello erguido y tratando de moverse. Salí corriendo. “Se me cayó el cigarro”, me dijo. Busqué rápidamente, lo moví, lo voltié y lo encontré en el pullover que empezaba a quemarse. Se tranquilizó un poco. Después me dijo que quería ponerse el reloj. Se lo pongo en la muñeca izquierda y se lo cierro en el punto que lo usaba antes. El reloj le colgaba. Lo saqué cerrado sin ninguna dificultad, como una sortija de hombre en un lápiz. Lo miré y me dijo qué podía hacerse. Fui hasta mi cama, saqué una tira de la sábana y se la enrollé en su muñeca con más de 8 vueltas con un trozo de venda. Le coloqué el reloj con la esfera para la parte de abajo, como él quería. Aproveché para rectificar la hora. Le pregunté a Tony y me contestó que eran las 6:35 P.M. ¿Para qué se puso el reloj?, no le pregunté. Me dijo si era domingo, le contesté que sábado. Además, como habíamos pasado el día en la galera? Normal, fue mi contestación. Después de un rato me preguntó: “¿Cuántos días faltan para la visita?”, once días le contesté. No hizo comentario.
11:20 P.M. Me acerqué hasta su cama por si necesitaba algo. Me hizo un gesto negativo con un movimiento de cabeza.
Los compañeros de la galera están inquietos. Saben que un desenlace fatal puede ocurrir de un momento a otro. Empiezan a comentar de nuevo que hay que hacer algo. Ya son 49 días de huelga.
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DIA 50
Domingo, Mayo 21, 1972 – Amaneció rápido, cuando menos lo esperaba. No he podido dormir en toda la madrugada. Me levanté varias veces a ver a Pedro. Siempre quieto y en la misma posición.
A las 7:49 A.M. Noté que estaba despierto, me aproximé hasta su cama. Le pregunté cómo se sentía y con la voz casi perdida, me contestó: “Bien”. Hasta para morir se siente bien, pensé yo. Le dije que tenía que hacer un esfuerzo y orinar, que desde ayer no lo había hecho. Me dijo que no tenía deseos. Insistí en que tenía que hacerlo, además que ayer apenas había bebido agua y que era necesario que tomara aunque fuera un poco. Al fin accedió a orinar. Le aguanté la lata, lo ayudé a virarse. Estuve aguantando la lata unos cinco minutos. Al final me dijo: “No puedo Cautivo…” y se dejó caer del otro lado. De pronto vomitó muy amarillo. Cogí el jarrito y le levanté la cabeza con mi mano izquierda. Se acercó el jarro a sus labios. Toma, le digo, traga un buche, lo tomó y lo botó, por segunda vez, “no tengo deseos”; me dijo con su voz débil. Echó su cabeza hacia atrás y abrió mucho la boca. Le faltaba el aire. Le eché fresco rápidamente, tuvo una convulsión fuerte, el estómago y el pecho le brincaban, abrió el ojo sano y se echó hacia delante, un gran buche de sangre salió de su boca cayendo en la lata y un poco en el piso. Mis manos temblaron, no sabía qué hacer. Lo único que atiné fue coger el jarro con agua y darle a tomar. Él lo cogió en la boca, se enjuagó y la volvió a botar, salió roja. El pulso lo tenía acelerado. La respiración agitada. Le seguí echando fresco. Se fue calmando. Me señalo el reloj, quería saber la hora. Le dije las 8:10 A.M. Me pidió que aguantara el abanico, ahora quería fumar. Le encendí el cigarro, lo vigilé para que no se le cayera. Después de dos fumadas, me lo dio para que lo apagara.
Al poco rato me tocó, quería decirme algo, abrió la boca dejando ver sus dientes manchados de sangre, no pudo hablar. Movió los labios en un último esfuerzo. No lo oía. No pudiendo soportar más esta situación, le dije: Pedro, quiero que me dejes llamar al médico o lo llamo yo, ¡está bueno ya! Me miró con su ojo, movió su mano y agarró la mía. Comprendí que quería hablarme y al fin habló. ¡¡No!! Tú sabes mi determinación. Insistí pero volvió a negarse. Se puso muy pálido. Me tomó el oído de sus labios y con voz imperceptible susurró: “Cautivo… acuérdate de todo lo que te dije sobre mis pertenencias; acuérdate también de velar por mi madre y sé amigo de mi hermano. Siempre me acuerdo de mi Madre y mis familiares. Entrégale la foto a mi madre…” y cerró el ojo para no abrirlo más. Se quedó dormido, aún respiraba.
3:50 P.M. No se ha despertado aún. Su respiración es muy lenta. Estoy constantemente a su lado y preocupado por su vida que la tiene en un hilo.
5:17 P.M. Tenía dos o tres moscas dándole vueltas y una se posó en sus labios secos manchados de sangre. Las espanté con el abanico. Se movió un poco tratando de despertar. Lo llamé, pues quiero saber si entró en coma. Abrió su ojo y miró alrededor como extrañado. Su cabeza se movía constantemente de un lado para otro. Le pregunté si quería agua. No contestó. Le alcé la cabeza para que tomara, pero fue inútil. Le dije que orinara, no contestó. Se quedó quieto unos 15 minutos, luego se durmió otra vez.
12:15 P.M. Se despertó y permaneció sin hablar una media hora y luego se durmió. Su situación es desesperante. Finalizó el día 50 de huelga. Voy a intentar dormir, aunque lo veo difícil.
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DIA 51
Lunes, Mayo 22, 1972 – Se pasó toda la mañana durmiendo o mejor dicho en estado semiinconsciente. Como a las 10 de la mañana varias moscas persistían en posarse en sus labios y boca abierta. Me di a la tarea de matarlas. Llevaba un total de 17. Le seguí echando fresco por un largo rato. Después me sustituyeron Miguel y Jorgito. Son las 11:25 A.M. Los compañeros están algo agitados con lo que está pasando. Unos piensan que debemos llamar, otros que será peor, otros que él no quiere. Nadie da ninguna solución, porque verdaderamente no la hay, y si la hay no sé cuál es.
4:10 P.M. Se despertó moviéndose lentamente. Abría la boca como para hablar, acerqué mi oído a sus labios, no decía nada. Su respiración era lenta. Le puse el jarrito en la boca y le empujé un poco de agua. Se enjuagó la boca porque la botó. No tomó ayer ni orinó en todo el día. Hoy tampoco lo ha hecho. Lo viró, agarró la lata, levanto la sábana y lo pongo a orinar, pero nada. Se le cayó el parche del ojo izquierdo. Me miró con ojos extraviados, hasta que al fin me clavó su mirada. Era una súplica. Su ojo enfermo, al parecer, ya no estaba irritado. Interpreté su súplica como un cigarro. Le encendí y se lo puse en la boca. Aspiró el humo levemente. Dio tres o cuatro bocanadas y luego lo rechazó con un gesto. Lo apagué.
Volvió a quedarse dormido pero antes, le volví a poner otro parche.
10:25 P.M. Hemos turnado Jorgito, Miguel y yo para echarle fresco. Traté de darle agua, no le vi tragar, pero es posible que algo le haya entrado. No puede retener el agua en la boca y la vomita. Su respiración es muy lenta. Creo que de un momento a otro se acaba todo. ¡Dios mío!, esto tiene que ser una pesadilla. No puede ser verdad. ¡Como es posible que un ser humano, pueda vivir tanto tiempo sin alimento!
Hoy cumplió 51 días en huelga. Mañana inicia el 52; lo veo muy mal.
Martes, Mayo 23, 1972 – 5:30 A. M. No dormí pensando que surgiera alguna idea salvadora. No se me ocurre nada. La situación es difícil y penosa. Se está muriendo y hay que hacer algo por él. Tomo una decisión. Los comunistas no piensan venir, lo van a dejar morir aquí en nuestras manos. Y ellos son los asesinos de Pedro. Están dejando morir a un compañero que reclama sus derechos. No le quieren dar asistencia médica para que se muera. Así matan a Pedro Luis. Un luchador que les estorba, que les hace sombra. Ellos pueden muy bien darle asistencia médica, aunque no le resuelvan sus peticiones; pero sí pueden darle asistencia para que no se muera. Pueden alimentarlo por sonda, pueden pasarle los alimentos por la manguera, como lo han hecho otras veces. Pero ahora no lo quieren hacer porque saben que Pedro Luis es un hombre que no conoce la retirada y porque lo saben precisamente, es que quieren matarlo. ¡Asesinos!
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10:20 A.M. Acabo de hablar con el compañero que está al frente de la galera como responsable de la misma. Le expliqué que comunicara a Valdés, a pesar de que Pedro no quería. Bajo mi responsabilidad, que aquí hay un compañero en estado comatoso y que es una obligación de ellos asistirlo. Que lo que ocurriera era de total y absoluta responsabilidad de Valdés y de los dirigentes del Ministerio. Sergio del Valle, O’Farrill y demás. Lo consulté con Jorgito y Miguel, ellos estuvieron de acuerdo con mi decisión. Estos dos compañeros fueron designados junto conmigo por Pedro para que le ayudáremos en sus necesidades). El jefe de la galera reunió inmediatamente a los compañeros de la galera y expuso lo dicho por nosotros. Al terminar la reunión se llamó enseguida al Sargento que estaba de poste y se le comunicó que era de extrema urgencia que Valdés se personara lo más rápido posible. A los pocos minutos anunció el posta que venía dentro de una hora. Cuando el Sargento entró a abrir la reja del patio alas 11:55 A. M. se llegó hasta la cama de Pedro. Cuando vio aquello, abrió los ojos asustado y dio un paso hacia atrás. Rápidamente se dirigió a la salida. Pedro tiene la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta. Además, es un esqueleto y no un cuerpo lo que hay en su cama… No ha despertado aún, en la madrugada o hizo dos veces pero se durmió enseguida. Como a las dos empezó a quejarse. No era un quejido de dolor o sufrimiento. Era como un quejido de un niño. Más bien pretendía hablar. No lo hacía. Era espaciado y no continuado.
12:10 P.M. Acaba de entrar un Sargento, segundo de Valdés, se acercó a la cama de Pedro, lo miró, lo vio respirar. Le preguntó al Jefe de la galera; que tenía Boitel en el ojo tapado? El Jefe de la galera le dijo que no sabía. Le preguntó, para qué lo habían mandado a buscar? Se lo dijo que se necesitaba hablar con Valdés lo más rápido posible. Se fue. Pedro sigue muy mal.
12:40 P.M. Vino Valdés y el Sargento. Le preguntaron al Jefe de galera. Este le dijo delante de Miguel, Jorgito, otros compañeros y de mí, las condiciones en que estaba Pedro, que se estaba muriendo y que cualquier cosa que le ocurriese a Boitel la responsabilidad era de ellos. Yo le dije que no le quedaban 48 horas de vida. Valdés se acercó a la cama de Boitel, lo vio. A petición de él, le alcé la sábana, cuando vio aquello se le abrieron los ojos e hizo mohín con la boca. Lo llamó, Pedro… Pedro… Pero Pedro no contestaba. Su rostro estaba sereno y su ojo cerrado, aunque sus manos tenían movimientos. Le alcé de nuevo la sábana y me dijo” “Basta, basta, ya lo ví.”Se retiró del lado de la cama y junto a la puerta de salida dijo: “Efectivamente, está muy grave. Ya lo ví. Yo informaré que está muy mal. Que está grave, se puede ver a simple vista. Ahora bien, ya nosotros estamos cansados de Pedo Luis Boitel y de sus huelgas… Lo que él pide no se lo vamos a dar. Si fuera por mí, se moría ahí mismo. Pero como yo no decido en este asunto y éste es un caso de “arriba”, yo informaré al Ministro y les explicaré en las condiciones en que está y que él decida. Pero llévate la impresión de que se va a joder… Le dijo Valdés al Jefe de la galera. Dicho esto se fue.
Al parecer ya está firmada la sentencia de muerte de Pedro. Su suerte hace rato había sido decidida por el “Ministerio.”
4:25 P.M. Hay un silencio profundo en la galera. Llegó nuestra comida. No tengo ánimo de comer, no lo hago prácticamente hace 4 ó 5 días. No me pasa. Se le sigue echando fresco. El sigue sin moverse, la respiración es lenta. Las moscas insisten de nuevo. Se ha limpiado dos veces alrededor de su cama.
4:45 P.M. Pedro se está quejando. Lo llamé, no me contestaba. Lo volví a llamar. Le grité, al fin abrió el ojo. Me mira. Le digo: ¿No me conoces?… soy Cautivo… Mueve la cabeza de un lado para otro. Insisto. “Pedro… Boitel… escúchame, tienes que tomar agua y orinar…, ¿me oyes? Hace un supremo esfuerzo para hablar, lo único que consigue es que salga un sonido gutural. No se le entiende nada. La respiración se hace rápida, abre el ojo y lo vuelve a cerrar. Lo pongo para que orine. No expulsa nada. Hace dos días que no toma agua ni orina. Le siguen echando fresco Miguel y Jorgito.
5:10 P.M. Se quedó dormido de nuevo. Ya está en el sueño de coma. Le cubro con la sábana sus piernas, y le acomodé su cabeza en la almohada.
11:20 P.M. Lleva diez minutos que está quejándose. No sé explicar cómo es el quejido, más bien es un suspiro, sí eso es; un suspiro en voz alta. No ha perdido el conocimiento y aunque él no puede hablar, sí es posible que oiga todo lo que hablamos. Lo que yo le indico trata de hacerlo. Esta gente no ha contestado nada. ¡Que esperan, malditos!… La noticia de su muerte. Es de madrugada, sigue a cada rato con quejidos. Finalizó el día 52 de huelga.
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DIA 53
Miércoles, Mayo 24, 1972 – 6:10 A.M. No he dormido en toda la madrugada; así como otros compañeros.
Se quejó en su inconsciencia durante toda la noche. Tiene un aguante inmenso; nunca pensé que durara tanto tiempo un ser humano sin alimentarse. Pedro es el más flaco de todos y con padecimientos estomacales que le quedan de sus huelgas anteriores. Lo que lo mantiene es su espíritu de siempre, aún en sus últimos momentos, está dando una pelea tremenda. Sus armas: La moral, la razón y la justicia. Nos está enseñando el máximo comportamiento de un idealista ante la muerte. Indudablemente que es un gigante.
8:25 A.M. Su quejido ha ido apagándose poco a poco. Es ya imperceptible, pero sigue moviéndose. Se acaba de despertar. Hoy es el tercer día sin tomar agua ni orinar. Esto es el fin.
9:10 A.M. En la galera hay un respetuoso silencio. Estamos viendo morir a un compañero. Quizás la muerte más triste “de hambre”, una muerte lenta, de horas, días y meses con plena conciencia de lo que sucede a su alrededor. Llamé a Edgar para que le eche fresco, mientras le paso un algodón mojado en agua por sus labios secos. Al sentir la humedad era comí si la vida le volvía. Se tranquilizó. Al minuto llevó sus dedos con trabajo a la boca. Quería de nuevo que le pasara por sus labios el algodón húmedo. Se lo hago. En su rostro refleja algo que no puedo explicar.
Ahora se lleva su mano derecha al muslo. Hace esta operación varias veces. Quiere decirme algo con eso, pero no sé lo que es. Hace otras señas pero no las comprendo. Quiero hablar o decir algo por gestos. Llamo a Alonso para ver si él puede entender algo de los movimientos de su mano derecha, tampoco. Lo pongo a orinar. Nada es desesperante. Hay dos compañeros abanicándole. Lo miré bien. Prácticamente es un cadáver lo que hay acostado en la cama, es un bulto pequeño lleno de huesos.
Hablando con dos compañeros, le mostré lo que quedaba de Pedro, levanté la sábana y se quedaron asombrados. Uno comentó: “Está liquidado”, su cuerpo consumido totalmente. Apenas tiene movimiento. Pesa unas 78 libras más o menos.
10:03 A.M. Se volvió a despertar. Movió su mano derecha pero ya no tiene coordinación. Se lleva la mano derecha hacia su ojo y se le iba para encima de la cabeza, en un segundo intento se toca la frente y de ahí palpando con las yemas de sus dedos llega al fin a su ojo, lo abrió. Miró y lo cerró. Al parecer quiso ver con ansiedad todo lo que a su alrededor sucedía como pudiendo ver lo más posible en su última mirada. Tenía la boca abierta y empinada hacia arriba como queriendo atrapar el aire que se negaba a entrar en sus pulmones. Su respiración era lenta, anhelosa y ronca como la de los moribundos. Está agonizando con absoluta conciencia de su cruel situación y profunda resignación de su muerte. Sufría callado. Esperaba pacientemente…
No pude aguantar más. Le pedí al Jefe de la galera que llamara con urgencia a Valdés, que lo estaban asesinando! Inmediatamente se le pidió al Sargento que está de posta que viniera Valdés, que Pedro está muriéndose.
1:15 P.M. Llegó Valdés. Se le explicó que Pedro se moría y que tenían que llevárselo. Se le exigió. Valdés, sin mirar a Pedro, dijo que ya tenía la orden de sacarlo.
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¡Al fin! Enseguida, dentro de media hora vendrían los camilleros a buscarlo. Y se retiró… ¡Hay esperanzas, hay esperanzas! Dijimos algunos.
4:40 P.M. Acaban de sacar a Pedro. Vinieron tres Sargentos con una camilla. Entre Miguel y yo cargamos a Pedro y lo colocamos suavemente, con colchón y colcha en la camilla. Alonso, momentos antes, le había colocado debajo de su almohada una medalla del Sagrado Corazón.
Tenía su ojo cerrado, pero vivo aún. Respiraba. Mientras hay vida hay esperanzas. Además, ahora no se puede morir. Los compañeros se colocaron a los lados en el pasillo, querían verlo, decirle adiós a su manera. Yo le puse mi mano sobre su cabeza como un estímulo o una esperanza.
Sentí un vacío inmenso cuando salió, con él se fue algo mío. Le dijo al Sargento que me había pedido —fue en días anteriores— le pusiera los zapatos, el reloj, los espejuelos y el bastón. El reloj lo lleva puesto en la muñeca izquierda, los zapatos, espejuelos y el bastón van en la camilla. El Sargento me pidió los zapatos y espejuelos para llevarlo él. En su cuello enflaquecido colgaba su cadena de oro con sus medallas, una de la Virgen, otra de San Lázaro y una espadita. Era la 1:40 de la tarde del día 24 de Mayo. Completó su día 53 de huelga de hambre. Lo sacaron por la salida que da a la calle o a la entrada para la Sala Pity del Hospital de aquí del Príncipe. Pienso que va para el Hospital Militar, donde estuvo casi tres años la otra vez.
Ya todo terminó. Siento un gran vació dentro de mí. Con él se fue algo mío. Estoy cansado a más no poder. La fatiga invade mi cuerpo y lo que quiero es descansar. Cerrar los ojos y que cuando los abra sabré que Pedro está bien. Creo que no hay más nada que poner. Lo demás lo dirá el tiempo.
9:25 P.M. Pensé que ya esto había acabado. Estuve esperando para ver si escribía o no. Después he meditado; vuelvo a escribir por estar relacionado con Pedro. Como a la hora de que lo sacaron, vino un Sargento y pidió el plato de él. Le dije que lo había guardado porque no hacía falta. Entonces me dijo que le diera otra o una vasija para llevarle la comida. Eso indica una sola cosa. Está en la sala Pity del Hospital de aquí o en otro lugar del Príncipe. ¿Con qué fin? Le irán a dar asistencia o lo dejarán morir. Solo queda esperar y rezar por su vida.
Aquí la firma del prisionero que estuvo junto Pedro Luis Boitel hasta que lo sacaron de la celda.
Autorización exclusiva para publicar el diario de Pedro Luis Boitel, “Diario de un mártir”, de su único autor, Osvaldo Figueroa (Makeka).
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RELATO DE UNOS PRESOS QUE PRESENCIARON LA MUERTE DE
PEDRO LUIS BOITEL, EN LA SALA “PITY FAJARDO”
A Pedro lo entraron inconsciente a la 1:40 del 24 de Mayo, estaba casi frío y había sido golpeado, no le prestaron asistencia Médica y estuvo toda la noche en los estertores de la agonía. Cada cierto tiempo se le acercaba un militar; sobre las 3:00 de la madrugada se le acercó un guardia y dijo… ¡Ya! Así lo tuvieron hasta las 7:00 de la mañana que penetró el capitán Lemus y dio la orden de sacarlo.
Había otros presos en la enfermería que son testigos de esta barbarie y dijeron… ¡Mataron al intocable!, la reacción de todos los Presidios se hará sentir. Qué podemos esperar nosotros de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia permitiremos que el enemigo nos intimide, por cada uno que caiga deben levantarse 10 heredando su espíritu, la muerte en nuestros casos no asusta, nos enfrentamos a diario con ella, para morir por esto que llamamos Patria cualquier lugar es bueno.
“Pedro Luis Boitel, murió golpeado en Huelga de Hambre a los 53 días”. Para titular de una noticia periodística no tiene precio, para nosotros, que lo vimos apagándose poco a poco, como la candela de un cigarro, nos parece una pesadilla, tuvo quizás la muerte más cruel y tormentosa que puede existir, ¡No le dieron Asistencia Médica!
Los cubanos dignos responsabilizamos a: Fidel Castro, Raúl Castro, Sergio del Valle, Ministro del Interior; Medardo Lemus, Jefe de Cárceles y Prisiones; Raúl O’Farrill, Jefe de Reeducación nacional; Valdés, Jefe de Seguridad del Príncipe y Sanabria, Responsable de la Sección 6 del Príncipe, de ser los ASESINOS de Pedro Luis Boitel.
Han matado su cuerpo su vida que nos era tan preciosa, pero su espíritu es inmortal, ese no se doblega nunca, durante los 12 años de cautiverio y torturas, y sigue vivo enarbolando la bandera de la libertad y la dignidad Cubana.
El día 25 los carros de seguridad rodean la casa de Clara Abraham, la madre angustiada es detenida y llevada al trágico G-2, y allí, brutalmente, el Tte. Abad le dice: “Pedro Luis Boitel está muerto y enterrado, y no grites, no estás en tu casa, estás detenida en Seguridad”. Por tres veces la golpea, arrojándola contra un sofá. Durante todo el día permanece secuestrada allí, y se le dice que no podrá volver a su casa.
Cuando llega la noche es trasladada al lugar donde vive, y este rodeado por fuerzas de Seguridad del Estado. Le cortan la corriente al teléfono y la incomunican totalmente. Miembros del Comité de Defensa (delatores del barrio) llegan a ella para decirle que no puede gritar; ¡hasta llorar a su hijo se le niega!
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Pero ya la noticia ha comenzado a filtrarse, y con el nuevo día comienzan a llegar a su casa familiares y amigos que se niegan a creer todavía la horrible verdad: “Pedro Luis Boitel ha muerto.”
A las 4 de la tarde, aproximadamente, del día 26 se presentan nuevamente en su casa los militares para informarle dónde se encuentra enterrado, pues… hasta eso le había sido negado a su madre, saber dónde reposaba! Se le autoriza a ir a la tumba a ella, a su madre, y cuando días después, el 30 de mayo, un grupo de amigas y familiares la acompañan a llevarle flores, son perseguidas, y rodeadas en el cementerio por una turba de mujeres y hombres dispuestos a llegar a la agresión física, impidiéndoseles rezar una oración.
La voluntad de sacrificio se hace martirologio el 25 de mayo de 1972, muere en huelga de hambre Pedro Luis Boitel
“Podrán matar y acabar con mi cuerpo, pero nunca con mi espíritu, ese no podrán doblegar jamás.”
Pedro Luis Boitel Abraham
A continuación, una anécdota contada por Roberto Martin Pérez Prisionero Político Cubano Plantado:
—Corría el año 1959 y estando una mañana en la Universidad de la Habana, junto a mi hermano, veo que se le acercó un joven con el miedo reflejado en el rostro. Pedro le preguntó: ¿qué te pasa?, el otro le contestó: “Boitel, un grupo de estudiantes católicos me persiguen para golpearme,” Pedro le contestó, “no tengas miedo” y lo protegió y lo sacó de la Universidad. Pasaron los años, aquel joven se convirtió en alguien con grandes poderes bajo la dictadura de Fidel castro, fue el Sr. Ricardo Alarcón, quien fuera Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y representante del gobierno comunista ante las Naciones Unidas.
Gracias por visitar esta valiosa página de la historia de nuestra Cuba.
Miguel Sánchez
Autor y Director de www.LosPlantados.com
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Esta página no tiene vinculación con la organización Plantados, “Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba”. Me enorgullece ser su amigo y parte de su familia. Mis respetos y admiración a estos titanes que dieron todo por nuestra patria.
COMISIÓN ASESORA DEL PROYECTOLOSPLANTADOS.COM
Ángel de Fana Serrano (Plantados), Luis González Infante (Presidio Político Histórico), José Oscar Rodríguez Terrero (Napoleón), Director del “Proyecto Los Plantados”: Miguel Sánchez
BIOGRAFÍAS
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Ernesto Díaz Madruga
Huber Matos
Mario Chanes de Armas
Pedro Luis Boitel Abraham
Onirio Nerín Sánchez Infante